“Lo importante, amigos y amigas, es comprobar que distintos argentinos, con distintas historias, con distintas identidades, son capaces de unirse tras un proyecto común y caminar juntos. De los que, tal vez, no hayan entendido lo que le habíamos dicho a la gente, allá por octubre, bueno, alguna vez entenderán porque algunos tardan más en entender las cosas. Esperémoslos que a lo mejor algún día se dan cuenta”.
El que antecede es un párrafo del discurso de la Presidenta de la Nación en momentos de la inauguración de las obras en el aeropuerto de Chaco en el día de ayer.
Cuanta razón tiene, los opositores de derecha, de centro e izquierda, más algunos peronistas se unieron para rechazar unánimemente la resolución 125, que durante cuatro meses nos tuvo a todos los argentinos en vilo. Y lo de “entender”, también le cae como anillo al dedo a ella y a su séquito, que deberían entender que gobernar un país no es lo mismo que mandar en una estancia y que aunque se tenga razón, ésta no se impone por medio de la prepotencia y la diatriba sino mediante el consenso constructivo y tomando en cuenta lo que el que piensa distinto tiene para decir. Hoy la mayoría de los ciudadanos de a pie, también como ella dice, esperamos que algún día se den cuenta, que nosotros queremos una democracia plena, con división de poderes, con un Congreso que actúe en libertad, sin condicionamientos políticos partidarios, pensando solo en que son nuestros representantes y que no queremos más a nuestro Presidente/a vituperando y maltratando desde el atril a todo aquél que no piense como el/ella.
El ser elegido para Presidente/a es el cargo más alto que la ciudadanía le otorga a una persona y éste/a no debería ensuciar tan preciada envestidura peleándose en público y rebajándose a la diatriba y a la ofensa de quienes se oponen a sus decisiones. La paz y la concordia no se logran si nuestros más altos funcionarios se prenden en peleas y disputas que no conducen a nada positivo. El gobernante tiene la obligación de actuar en positivo y nunca su posición debe ser de confrontación o de derrota, aunque sí es de grandes reconocer un error.
Por eso es que luego de la anulación en el Congreso de la Nación de la resolución 125, es de esperar que nuestra Presidenta no tome esto como una derrota personal o que todos los que estábamos en contra de esa resolución, también lo estamos de todos sus actos de gobierno. Hay cosas que todos compartimos y otras que no, pero a excepción de un minúsculo sector, todos queremos que le vaya bien y que termine su mandato dejándonos un país mejor, con más democracia, más participación, más control en los actos de gobierno y sobre todo con mayor equidad y paz.
Eduardo Montarcé
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