El leer el análisis hecho por Galasso me produjo un escozor y trajo a mi memoria el recuerdo de aquello que fue tan nefasto para los argentinos como “para un peronista no hay nada mejor que otro peronista” o cuando para trabajar en la función pública o desarrollar una actividad comercial había que afiliarse al partido gobernante. Instalar el antagonismo como se plantea, ya sea de la Coalición Cívica como desde el gobierno, es un terrible error en el cual los ciudadanos no debemos caer.
Los que tuvimos la suerte de vivir la época del primer peronismo del 46 al 55, aunque no compartamos gran parte de las cosas que se hicieron, no podemos olvidar que fue la época que más escuelas y hospitales se construyeron, que se proyectó una reforma agraria inédita en el país, principalmente en nuestra provincia bajo la gobernación de Mercante, luego frustrada por la mal llamada Revolución Libertadora y por el mal manejo en la adjudicación, por el mismo peronismo, de los lotes de campos. En esta etapa se nacionalizaron los ferrocarriles, las comunicaciones, la energía y todo aquello que el Estado debe controlar.
Hubo una etapa posterior en la que también se atendió a la salud y la educación en forma prioritaria, me refiero a la gobernación que ejerció Don Oscar Alende en nuestra provincia.
Hoy los que recordamos algo de aquellos momentos y los que por haber leído o escuchado queremos regresar a esa parte de la historia (a la parte buena, no a las persecuciones, no al patoterismo, no a todo aquello que gran parte de los argentinos repudiaron e hiciera que fueran utilizados como idiotas útiles por un militarismo acecino y vende-patria) no vemos al actual gobierno implementar los mecanismos para que esto suceda. Este es un gobierno de acumulación (dichos de Cristina Kirchner) con superavit fiscal, una balanza comercial favorable y un crecimiento del PBI sostenido entre un 8 y 9 % anual, pero el reparto no se produce y la diferencia entre los ricos y pobres se mantiene sin mayores mejorías.
La nota a la que me refiero (de Galasso) dice en un párrafo que el pueblo no se deja engañar, yo me pregunto ¿no fue ese mismo pueblo que voto por dos veces a Menem? ¿O no fue el pueblo peronista que votó a ese personaje? Y podemos agradecer a Dualde que no permitió la unificación del peronismo sino Menem hubiera sido gobierno nuevamente ¿O acaso no ganó las primarias para luego no confrontar en la segunda vuelta?
En cuanto a lo que manifiesta Carrió sobre el voto inteligente o ilustrado, creo que se equivoca porque no todos lo que votaron a Cristina son ignorantes. De lo que sí estoy seguro es que si nuestra ciudadanía tuviera más educación cívica y mayor compromiso en los temas políticos y de gobierno, ni ella ni Kirchner, ni la mayoría de los políticos que hoy se florean por los medios como los salvadores, no podrían existir o tendrían que comportarse con reglas claras y democráticas aún dentro de sus estructuras partidarias. No puede hablar de integración, de transparencia y de democracia quien elije a sus candidatos a dedo y por el sólo designio del “iluminado” de turno.
También leí con atención el documento publicado en NAC & POP firmado por Jorge Rachid para la discusión de la reorganización del peronismo y no puedo encontrar en dicho documento nada que avale lo hecho en general hasta ahora por el matrimonio gobernante. Ese documento habla de equidad, de transparencia, de institucionalidad, de publicidad de los actos de gobierno y fundamentalmente de un plan tipo “Plan Quinquenal” y, que la ciudadanía lo conozca y sea parte.
Las propuestas de Perón de hace más de 60 años, son vigentes y esto nos da la pauta del atraso de nuestro país y de América Latina. Son vigentes porque no se avanzó absolutamente nada y muy por el contrario en muchos aspectos se retrocedió. Todo esto gracias a las grandes potencias, al imperialismo y la gran ayuda de los gobiernos militares y civiles cipayos que gobernaron estas latitudes.
Hoy el rumbo es otro, pero a pesar de eso, a mi entender, es muy poco lo que se ha llevado al cabo en estos cinco años y esa es una de las razones por las cuales muchos argentinos (aunque no les guste, la mayoría) no votamos a los Kirchner. No es por ser anti, si no por no compartir los pensamientos verticales, la falta de transparencia y las sospechas de corrupción de quienes gobiernan (dejando en claro y fuera de este análisis a los defensores del neo-liberalismo y a la Sra. Carrió que sí son claramente anti-peronistas). También creo que si se hubiera dado el caso de llegar en las elecciones pasadas a un ballotage, los que no votamos a Cristina Kirchner la hubiéramos votado como lo mejor de ambas propuestas.
Para no extenderme más, quiero expresar que no creo que con las viejas estructuras viciadas, ya sea del peronismo, del radicalismo o con una Coalición Cívica de “derecha o centro derecha”, podamos regresar a aquellos años de bonanza o al “estado de bienestar”, como se le ha dado en llamar a aquellos años. Por eso y por esa creencia es que impulsamos junto a muchos más la creación de un nuevo espacio político horizontal y que tome la equidad, la inclusión, la transparencia, la honestidad, el regreso al “ser nacional” y la libertad, como bandera.
No debemos dejarnos engañar por los “frentes” o las “coaliciones” que no son más que unos amontonamientos de políticos sin una ideología clara y que bien pueden estar con uno o con otro de acuerdo a viento que sople.
Lo nuevo debe centrarse fundamentalmente en las ideas, cuyo motor debe ser la inclusión sin distinción de banderías, la equidad y la democracia interna, de donde deberán salir o ser elegidos los líderes que representen a la mayoría de sus integrantes.
Eduardo Montarcé
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