El leer el análisis hecho por Galasso me produjo un escozor y trajo a mi memoria el recuerdo de aquello que fue tan nefasto para los argentinos como “para un peronista no hay nada mejor que otro peronista” o cuando para trabajar en la función pública o desarrollar una actividad comercial había que afiliarse al partido gobernante. Instalar el antagonismo como se plantea, ya sea de la Coalición Cívica como desde el gobierno, es un terrible error en el cual los ciudadanos no debemos caer.
Los que tuvimos la suerte de vivir la época del primer peronismo del 46 al 55, aunque no compartamos gran parte de las cosas que se hicieron, no podemos olvidar que fue la época que más escuelas y hospitales se construyeron, que se proyectó una reforma agraria inédita en el país, principalmente en nuestra provincia bajo la gobernación de Mercante, luego frustrada por la mal llamada Revolución Libertadora y por el mal manejo en la adjudicación, por el mismo peronismo, de los lotes de campos. En esta etapa se nacionalizaron los ferrocarriles, las comunicaciones, la energía y todo aquello que el Estado debe controlar.
Hubo una etapa posterior en la que también se atendió a la salud y la educación en forma prioritaria, me refiero a la gobernación que ejerció Don Oscar Alende en nuestra provincia.
Hoy los que recordamos algo de aquellos momentos y los que por haber leído o escuchado queremos regresar a esa parte de la historia (a la parte buena, no a las persecuciones, no al patoterismo, no a todo aquello que gran parte de los argentinos repudiaron e hiciera que fueran utilizados como idiotas útiles por un militarismo acecino y vende-patria) no vemos al actual gobierno implementar los mecanismos para que esto suceda. Este es un gobierno de acumulación (dichos de Cristina Kirchner) con superavit fiscal, una balanza comercial favorable y un crecimiento del PBI sostenido entre un 8 y 9 % anual, pero el reparto no se produce y la diferencia entre los ricos y pobres se mantiene sin mayores mejorías.
La nota a la que me refiero (de Galasso) dice en un párrafo que el pueblo no se deja engañar, yo me pregunto ¿no fue ese mismo pueblo que voto por dos veces a Menem? ¿O no fue el pueblo peronista que votó a ese personaje? Y podemos agradecer a Dualde que no permitió la unificación del peronismo sino Menem hubiera sido gobierno nuevamente ¿O acaso no ganó las primarias para luego no confrontar en la segunda vuelta?
En cuanto a lo que manifiesta Carrió sobre el voto inteligente o ilustrado, creo que se equivoca porque no todos lo que votaron a Cristina son ignorantes. De lo que sí estoy seguro es que si nuestra ciudadanía tuviera más educación cívica y mayor compromiso en los temas políticos y de gobierno, ni ella ni Kirchner, ni la mayoría de los políticos que hoy se florean por los medios como los salvadores, no podrían existir o tendrían que comportarse con reglas claras y democráticas aún dentro de sus estructuras partidarias. No puede hablar de integración, de transparencia y de democracia quien elije a sus candidatos a dedo y por el sólo designio del “iluminado” de turno.
También leí con atención el documento publicado en NAC & POP firmado por Jorge Rachid para la discusión de la reorganización del peronismo y no puedo encontrar en dicho documento nada que avale lo hecho en general hasta ahora por el matrimonio gobernante. Ese documento habla de equidad, de transparencia, de institucionalidad, de publicidad de los actos de gobierno y fundamentalmente de un plan tipo “Plan Quinquenal” y, que la ciudadanía lo conozca y sea parte.
Las propuestas de Perón de hace más de 60 años, son vigentes y esto nos da la pauta del atraso de nuestro país y de América Latina. Son vigentes porque no se avanzó absolutamente nada y muy por el contrario en muchos aspectos se retrocedió. Todo esto gracias a las grandes potencias, al imperialismo y la gran ayuda de los gobiernos militares y civiles cipayos que gobernaron estas latitudes.
Hoy el rumbo es otro, pero a pesar de eso, a mi entender, es muy poco lo que se ha llevado al cabo en estos cinco años y esa es una de las razones por las cuales muchos argentinos (aunque no les guste, la mayoría) no votamos a los Kirchner. No es por ser anti, si no por no compartir los pensamientos verticales, la falta de transparencia y las sospechas de corrupción de quienes gobiernan (dejando en claro y fuera de este análisis a los defensores del neo-liberalismo y a la Sra. Carrió que sí son claramente anti-peronistas). También creo que si se hubiera dado el caso de llegar en las elecciones pasadas a un ballotage, los que no votamos a Cristina Kirchner la hubiéramos votado como lo mejor de ambas propuestas.
Para no extenderme más, quiero expresar que no creo que con las viejas estructuras viciadas, ya sea del peronismo, del radicalismo o con una Coalición Cívica de “derecha o centro derecha”, podamos regresar a aquellos años de bonanza o al “estado de bienestar”, como se le ha dado en llamar a aquellos años. Por eso y por esa creencia es que impulsamos junto a muchos más la creación de un nuevo espacio político horizontal y que tome la equidad, la inclusión, la transparencia, la honestidad, el regreso al “ser nacional” y la libertad, como bandera.
No debemos dejarnos engañar por los “frentes” o las “coaliciones” que no son más que unos amontonamientos de políticos sin una ideología clara y que bien pueden estar con uno o con otro de acuerdo a viento que sople.
Lo nuevo debe centrarse fundamentalmente en las ideas, cuyo motor debe ser la inclusión sin distinción de banderías, la equidad y la democracia interna, de donde deberán salir o ser elegidos los líderes que representen a la mayoría de sus integrantes.
Eduardo Montarcé
jueves, 28 de febrero de 2008
martes, 26 de febrero de 2008
Proyecto Propio
Aldo Ares
E. mail.: aldoares@hotmail.com
PROYECTO PROPIO
Debo admitir que el escrito que nos mandaron desde el “Equipo de Trabajo” del Encuentro me produjo perplejidad. Como si te mandaran una manzana oxidada que tenían en el congelador desde hace 50 años.
Y es que me dio la impresión que Perón, que fue incapaz de hacer hijos, había resucitado en forma de probeta milagrosa o que nos engañó a todos y nos dejó un hijo congelado para asegurarse la perpetuidad.
La primera frase ya es toda una declaración de intenciones que no admite dudas y a mí, personalmente, me costó seguir leyendo, como una comida que se te atraganta. Como cuando a los niños no le pasa la comida pero tienen que comerla a la fuerza porque ellos no mandan.
También me dio la impresión de que alguien se quiere bajar los pantalones. No entiendo de quién fue la idea de hacernos leer algo del pasado cuando se supone que “nosotros somos LO NUEVO”.
Antes de conocer a Martín Sabbatella -consta en mis escritos- mi conclusión era que tanto el peronismo como el radicalismo son dos partidos muertos, que en los últimos cien años han desdirigido y arruinado el país.
Al conocer a Martín coincidimos en que estos partidos deben terminar de morir y otros partidos, nuevos, frescos, modernos, de futuro, deben nacer, deben tomar el testigo, para que el país tome otro rumbo más igualitario y democrático en serio.
Por eso la proposición de lectura de este tipo de pensamiento dogmático me parece un despropósito, ¡No puede ser verdad!
Nosotros debemos partir de ideas nuevas, debemos partir de un “Proyecto Propio”. Cualquier otro entretenimiento es una pérdida de tiempo.
Entre líneas de lo que nos envían se respira sectarismo, parcialidad y análisis de una realidad que no es la realidad. Creo que vemos argentinas diferentes.
Volvemos a la división, al odio entre clases, a la exclusión del otro porque no entra en la religión del que propone. Es definitivamente un pensamiento muerto, del pasado, totalitario.
No estoy para revivir un pasado estúpido, sin sentido. Conmigo que no cuenten para esto. La injusticia social creada por los dirigentes peronistas es la causa de que hoy ningún argentino está seguro en su propia casa y te maten como mosquitos ante la mirada impotente e inoperante del Estado. La vida de un argentino hoy no vale nada, y si esto no duele no sé para que mierda estar en política.
El mundo moderno va por otro lado. Por el pragmatismo y la esencia democrática, los valores de inclusión para todos, de la tolerancia, sin excepción. Y esto no se consigue con dogmas y oscurantismos.
La ciencia de la información, la tecnología actual y la justicia aplicada nos permiten y exigen un mundo de transparencia, un poste indicador para prevenir el engaño y quitarnos la careta para que la política no sea una servicio para las personas que la ejercen sino para organizar un bienestar de toda la comunidad.
Nuestro Proyecto debe ir al tronco y, algo irrenunciable, debe ser la descentralización del país, la organización solidaria de las provincias con un autogobierno real; construir una autonomía institucional de las regiones, para un desarrollo equitativo, para que cada argentino crezca en igualdad de oportunidades con independencia de dónde viva. Debemos proponer un cambio estructural de las reglas de juego.
Nuestro Proyecto debe ser nuevo de verdad, inspirador, como un calcetín que se le da la vuelta. Necesitamos cirugía de verdad no remiendos. Necesitamos un país con una red moderna de ferrocarriles para que la gente no se deje la vida en rutas del siglo pasado y de paso evitar exceso de contaminación ambiental. El tren bala es una excentricidad cuando no se tiene lo primordial. Necesitamos una red de autovías entre las principales capitales, no rutas estrafalarias con peaje, de un carril que matan al año 12.000 argentinos, muertes evitables, un verdadero genocidio.
Necesitamos un país con unos derechos sociales justos para todos los argentinos, no mediante un sistema de premios a los clientes. Ningún argentino debe ser nunca más un cliente de un partido político. Debe recuperar su dignidad de ciudadano.
Debemos preparar un sistema político que gobierne quien gobierne se respete los proyectos y las planificaciones a largo plazo, mediante unos planes institucionales blindados por ley.
Debemos generar un sistema educativo ejemplarizante y obligatorio. Sin un pueblo debidamente formado es imposible abordar un futuro sostenible.
Y Debemos crear un sistema impositivo coherente y asumible para no desangrar a los ciudadanos y que les permita crecer con incentivos y motivación. La economía de mercado es la que mejor funciona en todo el mundo, pero en Argentina seguimos pensando que somos más papistas que el papa. Es necesaria una estricta regulación.
Necesitamos reconstruir el sistema de seguridad nacional mediante una formación apropiada de los servidores del orden y que no se conviertan en delincuentes que aprovechan el uniforme para atemorizar y matar a los contribuyentes.
En resumen, debemos construir un PROYECTO DE PAIS que no tenemos.
Creo que es hora de que surjan “Nuevos” argentinos que no tengan nada que ver con la “VIEJA POLITICA”. Si esto no sucede, no perdamos el tiempo, que sigan los que están, que saben mejor que nadie cómo destruir el país cada vez que les toca gobernar.
El tema es bien simple: seguir con “Más de lo Mismo” o innovar construyendo un Camino Nuevo, con gente nueva y la puerta abierta a todos los argentinos bien intencionados. Innovar es el camino.
E. mail.: aldoares@hotmail.com
PROYECTO PROPIO
Debo admitir que el escrito que nos mandaron desde el “Equipo de Trabajo” del Encuentro me produjo perplejidad. Como si te mandaran una manzana oxidada que tenían en el congelador desde hace 50 años.
Y es que me dio la impresión que Perón, que fue incapaz de hacer hijos, había resucitado en forma de probeta milagrosa o que nos engañó a todos y nos dejó un hijo congelado para asegurarse la perpetuidad.
La primera frase ya es toda una declaración de intenciones que no admite dudas y a mí, personalmente, me costó seguir leyendo, como una comida que se te atraganta. Como cuando a los niños no le pasa la comida pero tienen que comerla a la fuerza porque ellos no mandan.
También me dio la impresión de que alguien se quiere bajar los pantalones. No entiendo de quién fue la idea de hacernos leer algo del pasado cuando se supone que “nosotros somos LO NUEVO”.
Antes de conocer a Martín Sabbatella -consta en mis escritos- mi conclusión era que tanto el peronismo como el radicalismo son dos partidos muertos, que en los últimos cien años han desdirigido y arruinado el país.
Al conocer a Martín coincidimos en que estos partidos deben terminar de morir y otros partidos, nuevos, frescos, modernos, de futuro, deben nacer, deben tomar el testigo, para que el país tome otro rumbo más igualitario y democrático en serio.
Por eso la proposición de lectura de este tipo de pensamiento dogmático me parece un despropósito, ¡No puede ser verdad!
Nosotros debemos partir de ideas nuevas, debemos partir de un “Proyecto Propio”. Cualquier otro entretenimiento es una pérdida de tiempo.
Entre líneas de lo que nos envían se respira sectarismo, parcialidad y análisis de una realidad que no es la realidad. Creo que vemos argentinas diferentes.
Volvemos a la división, al odio entre clases, a la exclusión del otro porque no entra en la religión del que propone. Es definitivamente un pensamiento muerto, del pasado, totalitario.
No estoy para revivir un pasado estúpido, sin sentido. Conmigo que no cuenten para esto. La injusticia social creada por los dirigentes peronistas es la causa de que hoy ningún argentino está seguro en su propia casa y te maten como mosquitos ante la mirada impotente e inoperante del Estado. La vida de un argentino hoy no vale nada, y si esto no duele no sé para que mierda estar en política.
El mundo moderno va por otro lado. Por el pragmatismo y la esencia democrática, los valores de inclusión para todos, de la tolerancia, sin excepción. Y esto no se consigue con dogmas y oscurantismos.
La ciencia de la información, la tecnología actual y la justicia aplicada nos permiten y exigen un mundo de transparencia, un poste indicador para prevenir el engaño y quitarnos la careta para que la política no sea una servicio para las personas que la ejercen sino para organizar un bienestar de toda la comunidad.
Nuestro Proyecto debe ir al tronco y, algo irrenunciable, debe ser la descentralización del país, la organización solidaria de las provincias con un autogobierno real; construir una autonomía institucional de las regiones, para un desarrollo equitativo, para que cada argentino crezca en igualdad de oportunidades con independencia de dónde viva. Debemos proponer un cambio estructural de las reglas de juego.
Nuestro Proyecto debe ser nuevo de verdad, inspirador, como un calcetín que se le da la vuelta. Necesitamos cirugía de verdad no remiendos. Necesitamos un país con una red moderna de ferrocarriles para que la gente no se deje la vida en rutas del siglo pasado y de paso evitar exceso de contaminación ambiental. El tren bala es una excentricidad cuando no se tiene lo primordial. Necesitamos una red de autovías entre las principales capitales, no rutas estrafalarias con peaje, de un carril que matan al año 12.000 argentinos, muertes evitables, un verdadero genocidio.
Necesitamos un país con unos derechos sociales justos para todos los argentinos, no mediante un sistema de premios a los clientes. Ningún argentino debe ser nunca más un cliente de un partido político. Debe recuperar su dignidad de ciudadano.
Debemos preparar un sistema político que gobierne quien gobierne se respete los proyectos y las planificaciones a largo plazo, mediante unos planes institucionales blindados por ley.
Debemos generar un sistema educativo ejemplarizante y obligatorio. Sin un pueblo debidamente formado es imposible abordar un futuro sostenible.
Y Debemos crear un sistema impositivo coherente y asumible para no desangrar a los ciudadanos y que les permita crecer con incentivos y motivación. La economía de mercado es la que mejor funciona en todo el mundo, pero en Argentina seguimos pensando que somos más papistas que el papa. Es necesaria una estricta regulación.
Necesitamos reconstruir el sistema de seguridad nacional mediante una formación apropiada de los servidores del orden y que no se conviertan en delincuentes que aprovechan el uniforme para atemorizar y matar a los contribuyentes.
En resumen, debemos construir un PROYECTO DE PAIS que no tenemos.
Creo que es hora de que surjan “Nuevos” argentinos que no tengan nada que ver con la “VIEJA POLITICA”. Si esto no sucede, no perdamos el tiempo, que sigan los que están, que saben mejor que nadie cómo destruir el país cada vez que les toca gobernar.
El tema es bien simple: seguir con “Más de lo Mismo” o innovar construyendo un Camino Nuevo, con gente nueva y la puerta abierta a todos los argentinos bien intencionados. Innovar es el camino.
domingo, 24 de febrero de 2008
Para Debatir
La siguiente nota o comentario fue enviado por el Equipo de Trabajo del EDE Central. La publicación del mismo no implica nuestra aceptación de lo que plantea la misma, pero como corresponde a toda institución democrática, damos difusión a toda inquietud que se nos plantee.
Esperamos que quienes lean esto, envíen sus apreciaciones las que también publicaremos.
EDE. Mar del Plata
Reflexiones sobre las elecciones del 28 de octubre de 2007
Por Norberto Galasso
En la apreciación general del comicio, debemos señalar que las mayorías populares han demostrado una vez más que saben defender sus intereses y que éstos coinciden con los de la Patria y el progreso general. No se han dejado embaucar por' las mentiras de "los medios" ni por los argumentos falaces de los dirigentes opositores. Han obrado con sabiduría dado el momento que vive la sociedad argentina, la relación de fuerzas entre las clases y su propio nivel de conciencia apostando a la continuidad de la experiencia kirchnerista. Seguramente en amplios sectores populares persistió el descontento o la insatisfacción con algunas medidas del gobierno, como esta alza de precios de los últimos tiempos o las concesiones o limitaciones manifestadas en cuestiones claves como el control de los recursos naturales, pero han entendido que el panorama político no ofrecía ninguna opción superadora, por izquierda, de la que expresaba Cristina Kirchner, en cuanto a propuestas concretas y realizables. Y han apostado allí correctamente. Seguramente muchos militantes lo han hecho con la convicción de que es necesario construir por abajo, para disponer de mayor fuerza para incidir en el nuevo rumbo. Seguramente también lo han hecho a pesar de la aversión que le provocan ciertos personajes del gobierno así como ciertas maniobras tácticas a las cuales este recurre. Pero han sabido distinguir claramente donde estaba el enemigo que ansiaba volver, expresado a través de diversos personajes y matices ideológicos. Esos, que no eran "gente como uno", que tenían "otro estilo" como admite la Dra. Carrió, son los que empezaron a batir el parche del peligro inflacionario, de la conveniencia de "enfriar la economía", de la distancia que convendría tomar respecto a Chávez y sus proyectos, de la necesidad de no hostilizar a la Sociedad Rural ni a los represores de la dictadura genocida. Las mayorías populares percibieron que alrededor de estas cuestiones se dirimían los enfrentamientos y se pronunciaron correctamente.
El triunfo popular ha sido contundente, en primera vuelta, en casi todas las provincias, con más del 20% de diferencia respecto a la segunda fuerza. Pero esta contundencia alcanza aún mayor importancia si se recuerda que los medios de comunicación jugaron ostensiblemente, en su abrumadora mayoría, en contra del Frente para la Victoria. Este fenómeno se está verificando en toda América Latina donde los declinantes partidos de derecha aparecen sustituidos por un periodismo que se eriza frente a toda fuerza política con alguno de los rasgos que ellos denominan "populista", contra la cual descargan toda su fuerza, a veces, en nombre de los sagrados principios del orden, y otras veces, en nombre de supuestos valores éticos e inclusive, de utopías revolucionarias sustentadas en abstracto. Pero las mayorías populares no han caído en la trampa: han rechazado todo aquello que pregona la vuelta al pasado y también aquello que "se opone a lo bueno, en nombre de lo mejor, pero creando condiciones para lo malo".
Como pocas veces en una contienda electoral, los propios protagonistas han desnudado el carácter de clase de la puja electoral. La dirigente de la Coalición Cívica ha reconocido que la clase alta y la clase media alta han constituido su base electoral. Efectivamente, basta revisar el mapa electoral de la Capital Federal para observar de qué modo la Coalición Cívica gana en Recoleta, Barrio Norte y Belgrano. Del mismo modo, en el mapa del Gran Buenos Aires gana en San Isidro y Vicente López. A su vez, se constata que el Frente para la Victoria triunfa en el resto del Gran Buenos Aires y en las circunscripciones populares de la capital Federal. Las declaraciones posteriores a la elección también han corroborado que este antagonismo electoral tuvo raíces sociales claras. La Dra. Carrió se ha preocupado de sostener -con enorme orgullo- que Cristina Kirchner no ha sido votada por los sectores altos y medios altos y que, en general, ha demostrado tener escaso apoyo en las grandes concentraciones urbanas donde, a su juicio, reside la "gente que es libre", que no se encuentra "prisionera de planes sociales", como en el interior donde, como ya lo enseñó Sarmiento hace mucho tiempo, residen argentinos "poco léidos" o más bien, directamente incultos y atrasados. Al mismo tiempo, señaló que ni ella ni sus votantes soportan "el estilo" kirchnerista y que, en cambio, aspiran a reinstalar "los valores de nuestros abuelos". Al referirse al "estilo", dicha dirigente está expresando su tendencia a caracterizar "por las formas" y no "por los contenidos". No está, en claro, sin embargo, si se refiere solamente a las desprolijidades del presidente que no se abrocha el saco o critica a los periodistas en un discurso, o si se refiere, como es su costumbre, al "estilo institucional", como podrían ser los decretos de "necesidad y urgencia". En ambos casos, no hace más que certificar la óptica estrecha con que se maneja la clase media, como así también la hipocresía que caracteriza a gran parte de sus integrantes. Resulta sorprendente, por ejemplo, la falta de coherencia pues los mismos dirigentes, de extracción radical, que protestan por ese tipo de decretos, como violación a la "institucionalidad", son quienes consideran sus grandes ídolos políticos a dirigentes como Balbín que avalaron la proscripción electoral de las mayorías populares durante 18 años, como si ello no significase violar la institucionalidad propia de la democracia.
Con respecto a esos valores de "nuestros abuelos" esto suena a reivindicar "la década infame" o "la Gran Argentina de su Majestad Británica, de la época del centenario", es decir, la época de la gran entrega del país. Por otra parte, ¿Quién es el abuelo de la Carrió? No Yrigoyen, a quien nunca cita, sino el Alem que coqueteaba con Mitre y a quien, con absoluto desconocimiento de la verdad histórica, le atribuye haber organizado el partido Radical. Pero ni siquiera el abuelo es AJem, sino Alvear, es decir, ropaje liberal-democrático y contenido oligárquico.
Admitamos que en el apoyo a la Coalición Cívica puede haber un cierto número de distraídos o "tomados" por el mensaje oligárquico transmitido por los medios" pero también es cierto que en muchos casos, es vocación reaccionaria: racismo anti-cabecita, rechazo de la expresión popular (ese "estilo" de la chusma, que no es "el de los abuelos"), la ética de aquella Gran Argentina donde los conservadores no eran coimeros, porque estaban en el negociado grande, enorme, de la entrega del país, que previamente legitimaban con las leyes que lo hacían posible.
Por otra parte, la Dra. Carrió se ha declarado "jefa de la oposición" integrada sustancialmente por "ese 70 u 80%" de la cúspide social, es decir de la gente "civilizada". Uno podría decir entonces que estamos asistiendo a la resurrección de las señoras gordas, aquellas fanáticas del Alte Rojas, no por alusión al físico de la dirigente sino, porque como sostenía Jauretche, "tienen grasa en el cerebro" y excesiva pelambre. El gesto, la presencia, el lenguaje y los argumentos de esta dirigente expresan esa resurrección de los gorilas y por si faltase algo, ella misma lo ha completado manifestando su admiración por Evita...siempre y cuando que se entienda que ese "evitismo" se acompaña con el vituperio hacia Perón, de donde surge esa expresión popular de que "ese evitismo es la etapa superior del gorilismo”.
Puede conjeturarse que, como decía Jauretche, el proyecto económico-social, de fuerte contenido nacional implementado entre 1945 y 1955, dejó una marca tan indeleble en la sociedad -reforzada por las políticas neo liberales de los demás gobiernos- que todavía toda política que aunque tímidamente reproduzca alguno de sus rasgos es suficiente para reverdecer el gorilismo de antaño. En este sentido, cabe observar que la Dra. Carrió, al día siguiente de las elecciones, ya se preocupaba por estrechar vínculos con Gabriela Michetti , del macrismo y con Gil Lavedra, del radicalismo, al tiempo que invitaba a su reunión a dos dirigentes ,de Recrear, de López Murphy, apuntando ya al 2011 con la evidente intención de constituir una nueva Unión Democrática. Unir al mundo antipopular o dicho de otro, lograr que los sectores medios apoyen a la clase dominante y se aparten de los trabajadores, ha sido siempre, a través de nuestra historia, la táctica oligárquica para mantenerse en el poder. De ahí la importancia que ella otorga a la "colonización pedagógica" y de ahí también la preocupación que debe difundirse en el campo popular por la lucha ideológica. Es preciso .robustecer el campo antiimperialista en la batalla de las ideas y dar pelea a las zonceras que difunden los medios y que, entre otras cosas, provocaron, meses atrás, el triunfo de Macri: "No hay derechas ni izquierdas", "todo es cuestión de eficiencia en la gestión", "lo único importante es la cuestión ética", "es fundamental el respeto a las instituciones", etc. etc.
Existe en la Argentina un importante sector de las clases medias diríamos, el 22% que apoyó a Cristina en Capital Federal- que está en una búsqueda desde la época de las asambleas (esto está probado por el interés que manifiestan por la revisión histórica) pero es preciso reforzarlo y ampliarlo. Sólo logrando, como en los setenta que la clase media rompa su subordinación política hacia la clase dominante, podremos avanzar.
Otro hecho importante a destacar en estas elecciones es que se está produciendo un interesante cambio que va arrojando al desván de las cosas viejas y podridas a lo peor del peronismo. Salvo el caso de San Luis, verdadero feudo, (y Formosa) es importante consignar que ha perdido Romero en Salta, que han sido derrotados intendentes hasta ayer poderosos en la provincia de Buenos Aires como Villaverde en Alte Brown, Quindimil en Lanús, Villordo (candidato del ministro del interior) en Quilmes, así como el Frente de la Victoria triunfó en San Miguel y que en otros casos, esa burocracia corrompida, aún usando todo su aparato, ha ganado por muy poco votos( Alessi quedó a 9 puntos de Cacho Alvarez, en Avellaneda), un joven candidato (Katopodis) se constituyó en segunda fuerza en San Martín. .
Estos hechos se relacionan estrechamente con esa posibilidad de Unión Democrática levantada contra el gobierno, pues es preciso que desde el Frente para la Victoria se aproveche esta experiencia: sin apoyo del gobierno, el pueblo se ha encargado de liquidar a Villaverde y asimismo el Barba Gutierrez le ha ganado al candidato de Aníbal Fernández, mientras Sabatella continúa ganando en Morón. Es necesario pues jugarse a construir por abajo y abandonar, no sólo por inconveniente sino por ineficaz y contraproducente, la táctica de negociar con intendentes duhaldistas desprestigiados pues su tiempo está concluido ya definitivamente, como asimismo el del susodicho Duhalde, uno de los grandes perdedores de esta elección, junto a Sobisch, López Murphy, Patti y otros de la misma calaña. La táctica de ir al pie de intendentes como Otahecé y semejantes no debe repetirse pues solo aporta argumentos a la oposición y debilita el propio campo, en tanto no son confiables de ninguna manera y traicionarán cuando lo consideren conveniente.
También es preciso destacar la nueva catástrofe de la izquierda. Estos grupos no terminan de entender en qué consiste la lucha política. Confunden ideología con política concreta, ignoran el nivel de conciencia y la tradición de lucha de los sectores populares, confunden agitación sindical con postulación política, siguen sumidos en el microclima. En una oportunidad, Trotsky, el verdadero, no el que pregonan estos grupos, decía: Hay gente que hace política como si estuviera en 1917, cuando en realidad todavía nos encontramos en 1905. Aquí es peor aún: estamos luchando por rearmar un frente nacional, frente a un enemigo cuyo discurso se transmite minuto a minuto por los medios, todavía sumidos en la desocupación y la fragmentación y ellos actúan como si estuviéramos por asaltar el palacio de invierno, para decirlo en su propio lenguaje.
Uno de estos dirigentes se ha asombrado de que los trabajadores los apoyen sindicalmente pero no los voten, fenómeno que ya deberían haber aprendido porque es lo que ocurría en Córdoba, de los años 70, con las agrupaciones sindicales clasistas, que recibían apoyo en tanto más combativas y de mejor conducta que los burócratas pero ese apoyo no se trasladaba al campo electoral. Sin embargo, parece que no lo han entendido aún.
Por otra parte, el resultado de la elección da la razón a quiénes sostuvimos que, por sobre todo, había que saber dónde estaba el enemigo principal. Señalamos entonces que, por supuesto, Kirchner no era Menem ni tampoco Carrió (aunque muchas cosas de su gobierno nos dejaban insatisfechos), es decir, dijimos "no hay propuesta superadora de la de Cristina en el escenario electoral", y hay que votar contra el enemigo, sin caer en ningún divisionismo. Aún cuando la política petrolera del gobierno sea desastrosa era necesario tener en cuenta otros aspectos para definir la posición respecto a las elecciones. Por eso, no coincidimos con Solanas estimando que su jugada resultaba muy peligrosa. Basta suponer que Pino (que llegó a tener porcentajes más altos que los de ahora, cuando se presentaba con el Frente del Sur) hubiese obtenido el 7 u 8%, restándoselo a Cristina, provocando el Ballotage. Como conocemos la integridad y combatividad de Pino sabemos que en esa segunda vuelta no hubiera votado por un candidato antipopular, pero la confluencia de derecha hubiese tenido su gran oportunidad. En ese caso, el mismo Pino admitiría que Cristina no es Macri ni Carrió, pero hubiera sido responsable de una polarización altamente peligrosa que nos podía devolver a los viejos tiempos: el programa ya lo anticiparon: enfriar la economía, tomar distancia de Chávez, eliminar las retenciones a las exportaciones y además, ahora lo sabemos, "otro estilo" y los "valores de los abuelos".
Por esa razón no lo acompañamos a Pino, como lo hemos hecho en otras oportunidades. Por la misma razón, si persistiese en un discurso que lo mimetiza con el P. O. y el resto de la izquierda sin votos, ello dificultaría que volviéramos a encontrarnos en la misma vereda.
Con respecto al gobierno, estimamos que también deberá sacar enseñanzas de este resultado electoral. Las mayorías populares tienden a encolumnarse detrás suyo, pero ese mínimo movimiento ya le erizó los pelos a todo el gorilaje, que va a atacar con todo. La responsabilidad de la hora es tremenda y no se pueden cometer errores, ni hacer concesiones a los grandes poderes. No se pueden crear condiciones para ningún tipo de frustración. Nada peor, decía el viejo Ugarte, "que los cambios a medias": despiertan el encono del enemigo poderoso, que siempre es más "clasista" que los sectores populares y pueden generar desánimo entre quienes tienen necesidades apremiantes. .
En América Latina galopan nuevamente los libertadores de antaño. Argentina debe estar cada vez más integrada a ese proceso y de esa manera solamente se podrá aventar todo retorno reaccionario.
En otras épocas, este tipo de informe se preocupaba solamente por explicar el resultado electoral pues, más allá de alguna deformación de la noticia propia de los medios de comunicación, los ganadores y perdedores aparecían nítidamente, sin duda alguna. Pero últimamente estamos asistiendo a una deformación de la información por parte de "los medios" que nos escamotean las verdades más evidentes. En cualquier elección, de cualquier país, donde un candidato triunfa con el 45% de los votos y le gana por 23% a la segunda fuerza política, lo menos que corresponde decir es que el triunfo ha sido contundente, incuestionable, rotundo o si se prefiere, en el lenguaje del tablón, "por afano". Cuando ese mismo candidato gana holgadamente en todo el país - es decir, 21 provincias- , salvo en tres jurisdicciones, también es preciso afirmar que se trata "de una paliza". Esta expresión sólo la usó el presidente Kirchner y casi ningún periodista. Por su parte, la Dra Carrió con el 22% de los votos declaró que había hecho una elección extraordinaria, lo cual provocó también un oportuno comentario del presidente Kirchner: "No entiendo, ganó un solo distrito y habla de elección extraordinaria"
Pero la Dra Carrió fue aún más allá señalando que "con un poco más de dinero entrábamos al ballotage" (Clarín,30/ 1 0/2007) y el periodismo, en general, tomó esta declaración como sensata, cuando debió haber provocado risa. Del mismo modo, hubo periodistas que hablaron de excelente elección de algunos de los pequeños partidos contestatarios, cultivando su política divisionista que debilita al oficialismo.
Más aún, es preciso dar un ejemplo contundente: antes de analizar los resultados: cualquier ciudadano argentino que ha visto los noticiosos televisivos de los últimos meses se forjó la imagen de que el matrimonio Kirchner era odiado por los santacruceños, mientras que en esa provincias crecían las fuerzas contestatarias que en poco tiempo más podrían instalar un gobierno de izquierda en la provincia. Pero, luego, al conocerse el resultado electoral, resulta que Cristina Kirchner ha ganado con el 73% de los votos, como así también ha ganado el candidato a gobernador por el Frente de la Victoria. Es decir, "los medios" habían logrado difundir una imagen de Santa Cruz ajena totalmente a la realidad, habían "creado otra realidad".
Este comentario es necesario porque debe prevenimos acerca de la información que recibimos para no realizar el análisis sobre datos falsos o deformados.
Así, no bien nos acercamos al tema lo primero que hemos escuchado es a la Dra Carrió, con su arrogancia característica, sosteniendo que "la Coalición Cívica ha triunfado en las grandes ciudades, refiriéndose en especial a Bahía Blanca, Mar del Plata, La Plata y Rosario, provocando el consiguiente comentario sarmientino de algunos periodistas: son los centros de mayor cultura, donde reside la gente más informada, mientras que en el resto del país, los sectores postergados, a los cuales se compra prebendas, es decir, la expresión de la vieja barbarie condenada por el sanjuanino, votó al oficialismo, La Dra Carrió lo definió luego con precisión y hasta orgullosamente: "Está claro que el 70 % de las clases medias y altas votó contra Cristina... Ellos retuvieron el sector más tradicional del propio P. J. Y está ese 30% de indigentes y pobres que tienen controlados por los planes sociales". Esa gente, según la democrática Carrió no son "libres", "nacieron libres, pero en el conurbano le está quitada la libertad por el poder. Es libre, pero está aprisionada". Este es el concepto de democracia que posee esta dirigente política, con el cual, por supuesto, abomina de las masas populares, del 17 de octubre y se supone que también de la revolución francesa, pues los "sansculottes" también, como dijo una vez Sábato, habrán orinado en alguna plaza histórica de Francia.
No se le ocurre pensar a esta buena señora que la circunstancia de que el país haya pasado de una economía de especulación a una economía productiva, bajando la desocupación y aumentando el consumo ha sido suficiente para que las mayorías de todo el país volcasen su voto a favor del gobierno, más allá de errores, carencias, asignaturas pendientes. Tampoco se le ocurre pensar - o lo piensa, y le gusta que sus votos obtenidos en Capital Federal provienen de los sectores que han votado al macrismo en la última elección para jefe de Gobierno. La gran mentira de la oposición y de la mayor parte del periodismo consiste en su enfoque "sarmientino" de las elecciones, según el cual todo sería cuestión de cultura. Pero la política no es cuestión de mayor o menor cultura porque la cultura que predomina en la sociedad es la cultura dirigida a mantener el orden injusto, es la concepción de la economía, de la filosofía, de los valores sociales, etc. que posee la clase dominante y que a través de su control sobre los medios, la escuela etc., impone a las clases medias. A través de la política lo que se dirimen son intereses contrapuestos. Por esa misma razón convertir a la política en actividad dirigida solo a custodiar la cultura, la ética o las instituciones implica congelar la injusticia porque se trata de valores impuestos por la clase dominante. Y cuando esa cultura, esa ética o esas instituciones no les convienen, las violan. Así resulta esta paradoja: políticos de diversos partidos se desviven denunciando los decretos de "necesidad y urgencia" lanzados por el gobierno pero son les mismos políticos que rinden homenaje a sus "grandes dirigentes de antaño" que practicaron vetos, proscripciones o golpearon en los cuarteles pidiendo el golpe militar. Es decir, son democráticos cuando pueden ganar y cuando no pueden, inventan vetos, proscripciones o ballotages para urdir trampas a la propia institucionalidad que ya no les sirve. Ha bastado que un sector del peronismo ocupase el gobierno y avanzase en algunas cuestiones como "pararle" el ALCA a Estados Unidos, para que se erizasen de nuevo los pelos gorilas de antaño. "Es una cuestión de estilo" dice Carrió, es "medio pelo" decimos nosotros, la clase media que se arrima lacayunamente a la clase alta, al principio llevando cierto barniz centro izquierdista y luego, a medida que se acerca el momento de las definiciones, coqueteando con López Murphy, catapultando a la hija de Estensoro o levantando a una renegada de la Jotapé. De ahí la necesidad de que el campo popular afile sus armas ideológicas y dé la batalla a todo ese mundo de zonceras con el cual la clase dominante controla a buena parte del electorado. Y de también que el campo popular supere la fragmentación que hoy lo aqueja. Dos frases clásicas de la tradición revolucionaria resumen la cuestión:' "No sólo es necesario qué la idea clame por expresarse, es preciso que la realidad clame por la idea" y "Tener razón constituye el 50%, el 50% restante es tener la fuerza para poder llevada al triunfo".
Esperamos que quienes lean esto, envíen sus apreciaciones las que también publicaremos.
EDE. Mar del Plata
Reflexiones sobre las elecciones del 28 de octubre de 2007
Por Norberto Galasso
En la apreciación general del comicio, debemos señalar que las mayorías populares han demostrado una vez más que saben defender sus intereses y que éstos coinciden con los de la Patria y el progreso general. No se han dejado embaucar por' las mentiras de "los medios" ni por los argumentos falaces de los dirigentes opositores. Han obrado con sabiduría dado el momento que vive la sociedad argentina, la relación de fuerzas entre las clases y su propio nivel de conciencia apostando a la continuidad de la experiencia kirchnerista. Seguramente en amplios sectores populares persistió el descontento o la insatisfacción con algunas medidas del gobierno, como esta alza de precios de los últimos tiempos o las concesiones o limitaciones manifestadas en cuestiones claves como el control de los recursos naturales, pero han entendido que el panorama político no ofrecía ninguna opción superadora, por izquierda, de la que expresaba Cristina Kirchner, en cuanto a propuestas concretas y realizables. Y han apostado allí correctamente. Seguramente muchos militantes lo han hecho con la convicción de que es necesario construir por abajo, para disponer de mayor fuerza para incidir en el nuevo rumbo. Seguramente también lo han hecho a pesar de la aversión que le provocan ciertos personajes del gobierno así como ciertas maniobras tácticas a las cuales este recurre. Pero han sabido distinguir claramente donde estaba el enemigo que ansiaba volver, expresado a través de diversos personajes y matices ideológicos. Esos, que no eran "gente como uno", que tenían "otro estilo" como admite la Dra. Carrió, son los que empezaron a batir el parche del peligro inflacionario, de la conveniencia de "enfriar la economía", de la distancia que convendría tomar respecto a Chávez y sus proyectos, de la necesidad de no hostilizar a la Sociedad Rural ni a los represores de la dictadura genocida. Las mayorías populares percibieron que alrededor de estas cuestiones se dirimían los enfrentamientos y se pronunciaron correctamente.
El triunfo popular ha sido contundente, en primera vuelta, en casi todas las provincias, con más del 20% de diferencia respecto a la segunda fuerza. Pero esta contundencia alcanza aún mayor importancia si se recuerda que los medios de comunicación jugaron ostensiblemente, en su abrumadora mayoría, en contra del Frente para la Victoria. Este fenómeno se está verificando en toda América Latina donde los declinantes partidos de derecha aparecen sustituidos por un periodismo que se eriza frente a toda fuerza política con alguno de los rasgos que ellos denominan "populista", contra la cual descargan toda su fuerza, a veces, en nombre de los sagrados principios del orden, y otras veces, en nombre de supuestos valores éticos e inclusive, de utopías revolucionarias sustentadas en abstracto. Pero las mayorías populares no han caído en la trampa: han rechazado todo aquello que pregona la vuelta al pasado y también aquello que "se opone a lo bueno, en nombre de lo mejor, pero creando condiciones para lo malo".
Como pocas veces en una contienda electoral, los propios protagonistas han desnudado el carácter de clase de la puja electoral. La dirigente de la Coalición Cívica ha reconocido que la clase alta y la clase media alta han constituido su base electoral. Efectivamente, basta revisar el mapa electoral de la Capital Federal para observar de qué modo la Coalición Cívica gana en Recoleta, Barrio Norte y Belgrano. Del mismo modo, en el mapa del Gran Buenos Aires gana en San Isidro y Vicente López. A su vez, se constata que el Frente para la Victoria triunfa en el resto del Gran Buenos Aires y en las circunscripciones populares de la capital Federal. Las declaraciones posteriores a la elección también han corroborado que este antagonismo electoral tuvo raíces sociales claras. La Dra. Carrió se ha preocupado de sostener -con enorme orgullo- que Cristina Kirchner no ha sido votada por los sectores altos y medios altos y que, en general, ha demostrado tener escaso apoyo en las grandes concentraciones urbanas donde, a su juicio, reside la "gente que es libre", que no se encuentra "prisionera de planes sociales", como en el interior donde, como ya lo enseñó Sarmiento hace mucho tiempo, residen argentinos "poco léidos" o más bien, directamente incultos y atrasados. Al mismo tiempo, señaló que ni ella ni sus votantes soportan "el estilo" kirchnerista y que, en cambio, aspiran a reinstalar "los valores de nuestros abuelos". Al referirse al "estilo", dicha dirigente está expresando su tendencia a caracterizar "por las formas" y no "por los contenidos". No está, en claro, sin embargo, si se refiere solamente a las desprolijidades del presidente que no se abrocha el saco o critica a los periodistas en un discurso, o si se refiere, como es su costumbre, al "estilo institucional", como podrían ser los decretos de "necesidad y urgencia". En ambos casos, no hace más que certificar la óptica estrecha con que se maneja la clase media, como así también la hipocresía que caracteriza a gran parte de sus integrantes. Resulta sorprendente, por ejemplo, la falta de coherencia pues los mismos dirigentes, de extracción radical, que protestan por ese tipo de decretos, como violación a la "institucionalidad", son quienes consideran sus grandes ídolos políticos a dirigentes como Balbín que avalaron la proscripción electoral de las mayorías populares durante 18 años, como si ello no significase violar la institucionalidad propia de la democracia.
Con respecto a esos valores de "nuestros abuelos" esto suena a reivindicar "la década infame" o "la Gran Argentina de su Majestad Británica, de la época del centenario", es decir, la época de la gran entrega del país. Por otra parte, ¿Quién es el abuelo de la Carrió? No Yrigoyen, a quien nunca cita, sino el Alem que coqueteaba con Mitre y a quien, con absoluto desconocimiento de la verdad histórica, le atribuye haber organizado el partido Radical. Pero ni siquiera el abuelo es AJem, sino Alvear, es decir, ropaje liberal-democrático y contenido oligárquico.
Admitamos que en el apoyo a la Coalición Cívica puede haber un cierto número de distraídos o "tomados" por el mensaje oligárquico transmitido por los medios" pero también es cierto que en muchos casos, es vocación reaccionaria: racismo anti-cabecita, rechazo de la expresión popular (ese "estilo" de la chusma, que no es "el de los abuelos"), la ética de aquella Gran Argentina donde los conservadores no eran coimeros, porque estaban en el negociado grande, enorme, de la entrega del país, que previamente legitimaban con las leyes que lo hacían posible.
Por otra parte, la Dra. Carrió se ha declarado "jefa de la oposición" integrada sustancialmente por "ese 70 u 80%" de la cúspide social, es decir de la gente "civilizada". Uno podría decir entonces que estamos asistiendo a la resurrección de las señoras gordas, aquellas fanáticas del Alte Rojas, no por alusión al físico de la dirigente sino, porque como sostenía Jauretche, "tienen grasa en el cerebro" y excesiva pelambre. El gesto, la presencia, el lenguaje y los argumentos de esta dirigente expresan esa resurrección de los gorilas y por si faltase algo, ella misma lo ha completado manifestando su admiración por Evita...siempre y cuando que se entienda que ese "evitismo" se acompaña con el vituperio hacia Perón, de donde surge esa expresión popular de que "ese evitismo es la etapa superior del gorilismo”.
Puede conjeturarse que, como decía Jauretche, el proyecto económico-social, de fuerte contenido nacional implementado entre 1945 y 1955, dejó una marca tan indeleble en la sociedad -reforzada por las políticas neo liberales de los demás gobiernos- que todavía toda política que aunque tímidamente reproduzca alguno de sus rasgos es suficiente para reverdecer el gorilismo de antaño. En este sentido, cabe observar que la Dra. Carrió, al día siguiente de las elecciones, ya se preocupaba por estrechar vínculos con Gabriela Michetti , del macrismo y con Gil Lavedra, del radicalismo, al tiempo que invitaba a su reunión a dos dirigentes ,de Recrear, de López Murphy, apuntando ya al 2011 con la evidente intención de constituir una nueva Unión Democrática. Unir al mundo antipopular o dicho de otro, lograr que los sectores medios apoyen a la clase dominante y se aparten de los trabajadores, ha sido siempre, a través de nuestra historia, la táctica oligárquica para mantenerse en el poder. De ahí la importancia que ella otorga a la "colonización pedagógica" y de ahí también la preocupación que debe difundirse en el campo popular por la lucha ideológica. Es preciso .robustecer el campo antiimperialista en la batalla de las ideas y dar pelea a las zonceras que difunden los medios y que, entre otras cosas, provocaron, meses atrás, el triunfo de Macri: "No hay derechas ni izquierdas", "todo es cuestión de eficiencia en la gestión", "lo único importante es la cuestión ética", "es fundamental el respeto a las instituciones", etc. etc.
Existe en la Argentina un importante sector de las clases medias diríamos, el 22% que apoyó a Cristina en Capital Federal- que está en una búsqueda desde la época de las asambleas (esto está probado por el interés que manifiestan por la revisión histórica) pero es preciso reforzarlo y ampliarlo. Sólo logrando, como en los setenta que la clase media rompa su subordinación política hacia la clase dominante, podremos avanzar.
Otro hecho importante a destacar en estas elecciones es que se está produciendo un interesante cambio que va arrojando al desván de las cosas viejas y podridas a lo peor del peronismo. Salvo el caso de San Luis, verdadero feudo, (y Formosa) es importante consignar que ha perdido Romero en Salta, que han sido derrotados intendentes hasta ayer poderosos en la provincia de Buenos Aires como Villaverde en Alte Brown, Quindimil en Lanús, Villordo (candidato del ministro del interior) en Quilmes, así como el Frente de la Victoria triunfó en San Miguel y que en otros casos, esa burocracia corrompida, aún usando todo su aparato, ha ganado por muy poco votos( Alessi quedó a 9 puntos de Cacho Alvarez, en Avellaneda), un joven candidato (Katopodis) se constituyó en segunda fuerza en San Martín. .
Estos hechos se relacionan estrechamente con esa posibilidad de Unión Democrática levantada contra el gobierno, pues es preciso que desde el Frente para la Victoria se aproveche esta experiencia: sin apoyo del gobierno, el pueblo se ha encargado de liquidar a Villaverde y asimismo el Barba Gutierrez le ha ganado al candidato de Aníbal Fernández, mientras Sabatella continúa ganando en Morón. Es necesario pues jugarse a construir por abajo y abandonar, no sólo por inconveniente sino por ineficaz y contraproducente, la táctica de negociar con intendentes duhaldistas desprestigiados pues su tiempo está concluido ya definitivamente, como asimismo el del susodicho Duhalde, uno de los grandes perdedores de esta elección, junto a Sobisch, López Murphy, Patti y otros de la misma calaña. La táctica de ir al pie de intendentes como Otahecé y semejantes no debe repetirse pues solo aporta argumentos a la oposición y debilita el propio campo, en tanto no son confiables de ninguna manera y traicionarán cuando lo consideren conveniente.
También es preciso destacar la nueva catástrofe de la izquierda. Estos grupos no terminan de entender en qué consiste la lucha política. Confunden ideología con política concreta, ignoran el nivel de conciencia y la tradición de lucha de los sectores populares, confunden agitación sindical con postulación política, siguen sumidos en el microclima. En una oportunidad, Trotsky, el verdadero, no el que pregonan estos grupos, decía: Hay gente que hace política como si estuviera en 1917, cuando en realidad todavía nos encontramos en 1905. Aquí es peor aún: estamos luchando por rearmar un frente nacional, frente a un enemigo cuyo discurso se transmite minuto a minuto por los medios, todavía sumidos en la desocupación y la fragmentación y ellos actúan como si estuviéramos por asaltar el palacio de invierno, para decirlo en su propio lenguaje.
Uno de estos dirigentes se ha asombrado de que los trabajadores los apoyen sindicalmente pero no los voten, fenómeno que ya deberían haber aprendido porque es lo que ocurría en Córdoba, de los años 70, con las agrupaciones sindicales clasistas, que recibían apoyo en tanto más combativas y de mejor conducta que los burócratas pero ese apoyo no se trasladaba al campo electoral. Sin embargo, parece que no lo han entendido aún.
Por otra parte, el resultado de la elección da la razón a quiénes sostuvimos que, por sobre todo, había que saber dónde estaba el enemigo principal. Señalamos entonces que, por supuesto, Kirchner no era Menem ni tampoco Carrió (aunque muchas cosas de su gobierno nos dejaban insatisfechos), es decir, dijimos "no hay propuesta superadora de la de Cristina en el escenario electoral", y hay que votar contra el enemigo, sin caer en ningún divisionismo. Aún cuando la política petrolera del gobierno sea desastrosa era necesario tener en cuenta otros aspectos para definir la posición respecto a las elecciones. Por eso, no coincidimos con Solanas estimando que su jugada resultaba muy peligrosa. Basta suponer que Pino (que llegó a tener porcentajes más altos que los de ahora, cuando se presentaba con el Frente del Sur) hubiese obtenido el 7 u 8%, restándoselo a Cristina, provocando el Ballotage. Como conocemos la integridad y combatividad de Pino sabemos que en esa segunda vuelta no hubiera votado por un candidato antipopular, pero la confluencia de derecha hubiese tenido su gran oportunidad. En ese caso, el mismo Pino admitiría que Cristina no es Macri ni Carrió, pero hubiera sido responsable de una polarización altamente peligrosa que nos podía devolver a los viejos tiempos: el programa ya lo anticiparon: enfriar la economía, tomar distancia de Chávez, eliminar las retenciones a las exportaciones y además, ahora lo sabemos, "otro estilo" y los "valores de los abuelos".
Por esa razón no lo acompañamos a Pino, como lo hemos hecho en otras oportunidades. Por la misma razón, si persistiese en un discurso que lo mimetiza con el P. O. y el resto de la izquierda sin votos, ello dificultaría que volviéramos a encontrarnos en la misma vereda.
Con respecto al gobierno, estimamos que también deberá sacar enseñanzas de este resultado electoral. Las mayorías populares tienden a encolumnarse detrás suyo, pero ese mínimo movimiento ya le erizó los pelos a todo el gorilaje, que va a atacar con todo. La responsabilidad de la hora es tremenda y no se pueden cometer errores, ni hacer concesiones a los grandes poderes. No se pueden crear condiciones para ningún tipo de frustración. Nada peor, decía el viejo Ugarte, "que los cambios a medias": despiertan el encono del enemigo poderoso, que siempre es más "clasista" que los sectores populares y pueden generar desánimo entre quienes tienen necesidades apremiantes. .
En América Latina galopan nuevamente los libertadores de antaño. Argentina debe estar cada vez más integrada a ese proceso y de esa manera solamente se podrá aventar todo retorno reaccionario.
En otras épocas, este tipo de informe se preocupaba solamente por explicar el resultado electoral pues, más allá de alguna deformación de la noticia propia de los medios de comunicación, los ganadores y perdedores aparecían nítidamente, sin duda alguna. Pero últimamente estamos asistiendo a una deformación de la información por parte de "los medios" que nos escamotean las verdades más evidentes. En cualquier elección, de cualquier país, donde un candidato triunfa con el 45% de los votos y le gana por 23% a la segunda fuerza política, lo menos que corresponde decir es que el triunfo ha sido contundente, incuestionable, rotundo o si se prefiere, en el lenguaje del tablón, "por afano". Cuando ese mismo candidato gana holgadamente en todo el país - es decir, 21 provincias- , salvo en tres jurisdicciones, también es preciso afirmar que se trata "de una paliza". Esta expresión sólo la usó el presidente Kirchner y casi ningún periodista. Por su parte, la Dra Carrió con el 22% de los votos declaró que había hecho una elección extraordinaria, lo cual provocó también un oportuno comentario del presidente Kirchner: "No entiendo, ganó un solo distrito y habla de elección extraordinaria"
Pero la Dra Carrió fue aún más allá señalando que "con un poco más de dinero entrábamos al ballotage" (Clarín,30/ 1 0/2007) y el periodismo, en general, tomó esta declaración como sensata, cuando debió haber provocado risa. Del mismo modo, hubo periodistas que hablaron de excelente elección de algunos de los pequeños partidos contestatarios, cultivando su política divisionista que debilita al oficialismo.
Más aún, es preciso dar un ejemplo contundente: antes de analizar los resultados: cualquier ciudadano argentino que ha visto los noticiosos televisivos de los últimos meses se forjó la imagen de que el matrimonio Kirchner era odiado por los santacruceños, mientras que en esa provincias crecían las fuerzas contestatarias que en poco tiempo más podrían instalar un gobierno de izquierda en la provincia. Pero, luego, al conocerse el resultado electoral, resulta que Cristina Kirchner ha ganado con el 73% de los votos, como así también ha ganado el candidato a gobernador por el Frente de la Victoria. Es decir, "los medios" habían logrado difundir una imagen de Santa Cruz ajena totalmente a la realidad, habían "creado otra realidad".
Este comentario es necesario porque debe prevenimos acerca de la información que recibimos para no realizar el análisis sobre datos falsos o deformados.
Así, no bien nos acercamos al tema lo primero que hemos escuchado es a la Dra Carrió, con su arrogancia característica, sosteniendo que "la Coalición Cívica ha triunfado en las grandes ciudades, refiriéndose en especial a Bahía Blanca, Mar del Plata, La Plata y Rosario, provocando el consiguiente comentario sarmientino de algunos periodistas: son los centros de mayor cultura, donde reside la gente más informada, mientras que en el resto del país, los sectores postergados, a los cuales se compra prebendas, es decir, la expresión de la vieja barbarie condenada por el sanjuanino, votó al oficialismo, La Dra Carrió lo definió luego con precisión y hasta orgullosamente: "Está claro que el 70 % de las clases medias y altas votó contra Cristina... Ellos retuvieron el sector más tradicional del propio P. J. Y está ese 30% de indigentes y pobres que tienen controlados por los planes sociales". Esa gente, según la democrática Carrió no son "libres", "nacieron libres, pero en el conurbano le está quitada la libertad por el poder. Es libre, pero está aprisionada". Este es el concepto de democracia que posee esta dirigente política, con el cual, por supuesto, abomina de las masas populares, del 17 de octubre y se supone que también de la revolución francesa, pues los "sansculottes" también, como dijo una vez Sábato, habrán orinado en alguna plaza histórica de Francia.
No se le ocurre pensar a esta buena señora que la circunstancia de que el país haya pasado de una economía de especulación a una economía productiva, bajando la desocupación y aumentando el consumo ha sido suficiente para que las mayorías de todo el país volcasen su voto a favor del gobierno, más allá de errores, carencias, asignaturas pendientes. Tampoco se le ocurre pensar - o lo piensa, y le gusta que sus votos obtenidos en Capital Federal provienen de los sectores que han votado al macrismo en la última elección para jefe de Gobierno. La gran mentira de la oposición y de la mayor parte del periodismo consiste en su enfoque "sarmientino" de las elecciones, según el cual todo sería cuestión de cultura. Pero la política no es cuestión de mayor o menor cultura porque la cultura que predomina en la sociedad es la cultura dirigida a mantener el orden injusto, es la concepción de la economía, de la filosofía, de los valores sociales, etc. que posee la clase dominante y que a través de su control sobre los medios, la escuela etc., impone a las clases medias. A través de la política lo que se dirimen son intereses contrapuestos. Por esa misma razón convertir a la política en actividad dirigida solo a custodiar la cultura, la ética o las instituciones implica congelar la injusticia porque se trata de valores impuestos por la clase dominante. Y cuando esa cultura, esa ética o esas instituciones no les convienen, las violan. Así resulta esta paradoja: políticos de diversos partidos se desviven denunciando los decretos de "necesidad y urgencia" lanzados por el gobierno pero son les mismos políticos que rinden homenaje a sus "grandes dirigentes de antaño" que practicaron vetos, proscripciones o golpearon en los cuarteles pidiendo el golpe militar. Es decir, son democráticos cuando pueden ganar y cuando no pueden, inventan vetos, proscripciones o ballotages para urdir trampas a la propia institucionalidad que ya no les sirve. Ha bastado que un sector del peronismo ocupase el gobierno y avanzase en algunas cuestiones como "pararle" el ALCA a Estados Unidos, para que se erizasen de nuevo los pelos gorilas de antaño. "Es una cuestión de estilo" dice Carrió, es "medio pelo" decimos nosotros, la clase media que se arrima lacayunamente a la clase alta, al principio llevando cierto barniz centro izquierdista y luego, a medida que se acerca el momento de las definiciones, coqueteando con López Murphy, catapultando a la hija de Estensoro o levantando a una renegada de la Jotapé. De ahí la necesidad de que el campo popular afile sus armas ideológicas y dé la batalla a todo ese mundo de zonceras con el cual la clase dominante controla a buena parte del electorado. Y de también que el campo popular supere la fragmentación que hoy lo aqueja. Dos frases clásicas de la tradición revolucionaria resumen la cuestión:' "No sólo es necesario qué la idea clame por expresarse, es preciso que la realidad clame por la idea" y "Tener razón constituye el 50%, el 50% restante es tener la fuerza para poder llevada al triunfo".
viernes, 8 de febrero de 2008

Escribe Aldo Ares
E.mail.: aldoares@hotmail.com
LA DELINCUENCIA POLITICA
SE ALIMENTA DE ÑOQUIS
Con el cambio de “jefes” al frente de algunos municipios del país, a raíz de las últimas elecciones generales, se desempolvó más de una vertiente de la delincuencia política que nos advirtiera Maquiavelo en la Edad Media.
La más visible de todas tiene que ver con la comida de muchos, porque le llaman ñoquis. Son los que comen sin ir a trabajar o van al trabajo y no hacen nada.
Esta especialidad, que en argentina lo vemos como algo rutinario, es un delito en toda regla en cualquier sistema democrático.
Delincuentes los políticos que han puesto a funcionar este sistema mafioso y delincuentes los trabajadores que aceptan este tipo de humillación.
Delincuente e inmoral el político que lo practica, a sabiendas que le roba a los contribuyentes para regalárselo a un holgazán o a un alcahuete. O porque nadie se presenta a cobrar y va al bolsillo del político.
Inmoral el trabajador porque hace lo que no debe y estafa a la sociedad, y sobre todo al que contribuye, al que cumple religiosamente con la ley (esta franja de ciudadanos también tiene nombre propio: idiota legal forzoso)
Ese dinero defraudado (que al año son millones) es el que falta en los hospitales y en las escuelas argentinas.
En nuestra cultura cívica la vergüenza no existe porque los delitos no se castigan con la dureza que la realidad demanda. La justicia en Argentina está “casada” con la política y con el dinero y, solo en contados casos, con los intereses generales o con lo que es realmente justo.
Esta enfermedad demencial no se ataja porque nuestra sociedad no denuncia ni persigue a los corruptos, tanto corruptores como corrompidos: o sea, a los que corrompen y a los que se dejan corromper.
Tenemos un problema social profundo, tanto como distinguir el bien y el mal. Pero, sobre todo, porque no ponemos los medios democráticos para desterrar las causas de nuestros males, las causas de nuestra decadencia y de nuestra autodestrucción.
En ausencia de fronteras para distinguir, nuestra rutina, se vuelve perversa y peligrosa en el ineludible e impostergable camino hacia el futuro.
AHORA LE LLAMAN “DESPROLIJOS”
Algo que me llama poderosamente la atención es el empleo del término des prolijo.
Desde niño se me quedó grabado este término cuando se refería a los que manchaban los cuadernos o tenían fea letra y despareja.
Pero ahora observo que el término, en política, lo utilizan para los que roban. Y al que roba pero “hace algo” le dicen que es más “prolijo” que los otros. ¡Qué increíbles somos los argentinos para amparar, cobijar y perdonar a los chorros! Y al que roba y no se nota dicen que es muy “prolijito”.
Desde otro ángulo, intuyo que desprolijos son los “descuidados” con el dinero, sobre todo si es ajeno o público (descuidados porque lo hacen a plena luz del día. Hay nombres muy visibles, por sus cargos, como la “feliz” Micelli y De Vido, la corte que rodea a la valija venezolana, las obras públicas, Skanka, etc.).
Desprolijos, una forma bastante surrealista de llamar a los ladrones por su nombre, como si tuviéramos miedo de pronunciar la palabra ladrón.
Pero lo que más me duele es que la justicia ni les estornuda ni les tose. En otras palabras, andan más sueltos que el que roba una gallina para comer. Ni se les juzga ni se les encarcela. Es más, se les oculta y besa la mano como virreyes de la época colonial.
LOS LADRONES VAN A LA LADRONERA
Cuesta creer que ladronera, en idioma político argentino, es ese sitio público, tan sagrado, llamado municipalidad o ministerio. Recordada es la guarida de Morón cuando la matoneaba el televisivo, extravagante y delincuente Rousselot.
Afortunadamente los ladrones también tienen su contrapunto, y Martín Sabbatella es, actualmente, la otra cara de la moneda, la moralidad recuperada de la cosa pública bonaerense, un digno ejemplo que exporta argentina y se interesan de todas las latitudes del planeta, menos dentro de nuestras propias fronteras nacionales. Así somos y así nos va.
La corrupción y las “irregularidades” son aventadas en nuestras instituciones por falta de límites en el ejercicio de los cargos públicos. Por ley nadie debería ocupar más de 8 años el mismo cargo. Lo contrario favorece que todo se pudra. Está demostrado “científicamente”.
Municipios como Buenos Aires, La Plata, San Vicente, Lanús, Quilmes, Escobar son un botón de muestra de la delincuencia política, desempolvada tras los cambios de intendentes. Las plantillas están infladas por favores políticos, con grave daño para el futuro de los siguientes gobiernos. Deudas que hipotecan abusivamente el mejoramiento y progreso de los servicios públicos que necesita la gente para vivir con dignidad.
Esa irresponsabilidad, ese agujero negro que dejan los intendentes perdedores es una asignatura pendiente de nuestra justicia para acabar y evitar que se repita la tentación de políticos delincuentes.
LA CUEVA DEL CACIQUE
De la ladronera a la cárcel. Ese es el camino correcto de la justicia y el camino correcto de una democracia madura. Es el futuro que realmente nos interesa a los argentinos bien nacidos.
Producto de esa práctica mafiosa, los secuaces de los políticos delincuentes, aun después de ser desalojados por el voto popular, son los promotores de la violencia inaceptable que descargan en los propios edificios públicos, y causan más desgracia a las arcas que antes vaciaron.
Esto es delincuencia pura y dura y es de justicia castigar y encarcelar a los actores y a los inductores, caiga quien caiga.
El ciudadano de a pie se vería recompensado, liberado y congraciado el día que vea a estos delincuentes patoteros o piqueteros, o como quieran llamarle, entre rejas. El delito es delito, aquí y en la China. Y el que no quiera la cárcel que no se meta en líos, que andar derecho no cuesta nada.
El caso de Lanús es el más sangrante, con casi 5.000 empleados y otros tantos planes sociales adheridos al municipio. Para un mismo empleo había 5 chóferes y empleados que llevan más de 10 años sin ir a cobrar. Otros 200 trabajadores nunca se presentaron a trabajar tras el cambio de gobierno.
Pues bien, Quindimil, el viejo cacique intendente llevaba casi 30 años en el poder. El distrito es un desastre de precariedad, pobreza e ineficacia. ¿Para qué estuvo en el poder tres décadas, sin dar paso a gente más preparada y democrática? La respuesta se cae de madura. Los caciques no gobiernan, roban y deforman la vida de los pueblos.
Por eso en Argentina necesitamos un cambio profundo de régimen político. Para empezar no estaría mal que se juzgara y metiera en la cárcel a toda esta “panda” de ladrones que han destruido el erario público, mal gobernado y estafado al país y a los indefensos ciudadanos.
Da mucha rabia que campen a sus anchas, como grandes señores, cuando en realidad acumulan un grueso historial de “desprolijidades” profesionales, sin atenuantes, con el agravio de usurpar cargos públicos.
Los municipios que no cambiaron de intendente se salvaron del festival de los ñoquis. Esto se parece mucho al muerto que vive.
E.mail.: aldoares@hotmail.com
LA DELINCUENCIA POLITICA
SE ALIMENTA DE ÑOQUIS
Con el cambio de “jefes” al frente de algunos municipios del país, a raíz de las últimas elecciones generales, se desempolvó más de una vertiente de la delincuencia política que nos advirtiera Maquiavelo en la Edad Media.
La más visible de todas tiene que ver con la comida de muchos, porque le llaman ñoquis. Son los que comen sin ir a trabajar o van al trabajo y no hacen nada.
Esta especialidad, que en argentina lo vemos como algo rutinario, es un delito en toda regla en cualquier sistema democrático.
Delincuentes los políticos que han puesto a funcionar este sistema mafioso y delincuentes los trabajadores que aceptan este tipo de humillación.
Delincuente e inmoral el político que lo practica, a sabiendas que le roba a los contribuyentes para regalárselo a un holgazán o a un alcahuete. O porque nadie se presenta a cobrar y va al bolsillo del político.
Inmoral el trabajador porque hace lo que no debe y estafa a la sociedad, y sobre todo al que contribuye, al que cumple religiosamente con la ley (esta franja de ciudadanos también tiene nombre propio: idiota legal forzoso)
Ese dinero defraudado (que al año son millones) es el que falta en los hospitales y en las escuelas argentinas.
En nuestra cultura cívica la vergüenza no existe porque los delitos no se castigan con la dureza que la realidad demanda. La justicia en Argentina está “casada” con la política y con el dinero y, solo en contados casos, con los intereses generales o con lo que es realmente justo.
Esta enfermedad demencial no se ataja porque nuestra sociedad no denuncia ni persigue a los corruptos, tanto corruptores como corrompidos: o sea, a los que corrompen y a los que se dejan corromper.
Tenemos un problema social profundo, tanto como distinguir el bien y el mal. Pero, sobre todo, porque no ponemos los medios democráticos para desterrar las causas de nuestros males, las causas de nuestra decadencia y de nuestra autodestrucción.
En ausencia de fronteras para distinguir, nuestra rutina, se vuelve perversa y peligrosa en el ineludible e impostergable camino hacia el futuro.
AHORA LE LLAMAN “DESPROLIJOS”
Algo que me llama poderosamente la atención es el empleo del término des prolijo.
Desde niño se me quedó grabado este término cuando se refería a los que manchaban los cuadernos o tenían fea letra y despareja.
Pero ahora observo que el término, en política, lo utilizan para los que roban. Y al que roba pero “hace algo” le dicen que es más “prolijo” que los otros. ¡Qué increíbles somos los argentinos para amparar, cobijar y perdonar a los chorros! Y al que roba y no se nota dicen que es muy “prolijito”.
Desde otro ángulo, intuyo que desprolijos son los “descuidados” con el dinero, sobre todo si es ajeno o público (descuidados porque lo hacen a plena luz del día. Hay nombres muy visibles, por sus cargos, como la “feliz” Micelli y De Vido, la corte que rodea a la valija venezolana, las obras públicas, Skanka, etc.).
Desprolijos, una forma bastante surrealista de llamar a los ladrones por su nombre, como si tuviéramos miedo de pronunciar la palabra ladrón.
Pero lo que más me duele es que la justicia ni les estornuda ni les tose. En otras palabras, andan más sueltos que el que roba una gallina para comer. Ni se les juzga ni se les encarcela. Es más, se les oculta y besa la mano como virreyes de la época colonial.
LOS LADRONES VAN A LA LADRONERA
Cuesta creer que ladronera, en idioma político argentino, es ese sitio público, tan sagrado, llamado municipalidad o ministerio. Recordada es la guarida de Morón cuando la matoneaba el televisivo, extravagante y delincuente Rousselot.
Afortunadamente los ladrones también tienen su contrapunto, y Martín Sabbatella es, actualmente, la otra cara de la moneda, la moralidad recuperada de la cosa pública bonaerense, un digno ejemplo que exporta argentina y se interesan de todas las latitudes del planeta, menos dentro de nuestras propias fronteras nacionales. Así somos y así nos va.
La corrupción y las “irregularidades” son aventadas en nuestras instituciones por falta de límites en el ejercicio de los cargos públicos. Por ley nadie debería ocupar más de 8 años el mismo cargo. Lo contrario favorece que todo se pudra. Está demostrado “científicamente”.
Municipios como Buenos Aires, La Plata, San Vicente, Lanús, Quilmes, Escobar son un botón de muestra de la delincuencia política, desempolvada tras los cambios de intendentes. Las plantillas están infladas por favores políticos, con grave daño para el futuro de los siguientes gobiernos. Deudas que hipotecan abusivamente el mejoramiento y progreso de los servicios públicos que necesita la gente para vivir con dignidad.
Esa irresponsabilidad, ese agujero negro que dejan los intendentes perdedores es una asignatura pendiente de nuestra justicia para acabar y evitar que se repita la tentación de políticos delincuentes.
LA CUEVA DEL CACIQUE
De la ladronera a la cárcel. Ese es el camino correcto de la justicia y el camino correcto de una democracia madura. Es el futuro que realmente nos interesa a los argentinos bien nacidos.
Producto de esa práctica mafiosa, los secuaces de los políticos delincuentes, aun después de ser desalojados por el voto popular, son los promotores de la violencia inaceptable que descargan en los propios edificios públicos, y causan más desgracia a las arcas que antes vaciaron.
Esto es delincuencia pura y dura y es de justicia castigar y encarcelar a los actores y a los inductores, caiga quien caiga.
El ciudadano de a pie se vería recompensado, liberado y congraciado el día que vea a estos delincuentes patoteros o piqueteros, o como quieran llamarle, entre rejas. El delito es delito, aquí y en la China. Y el que no quiera la cárcel que no se meta en líos, que andar derecho no cuesta nada.
El caso de Lanús es el más sangrante, con casi 5.000 empleados y otros tantos planes sociales adheridos al municipio. Para un mismo empleo había 5 chóferes y empleados que llevan más de 10 años sin ir a cobrar. Otros 200 trabajadores nunca se presentaron a trabajar tras el cambio de gobierno.
Pues bien, Quindimil, el viejo cacique intendente llevaba casi 30 años en el poder. El distrito es un desastre de precariedad, pobreza e ineficacia. ¿Para qué estuvo en el poder tres décadas, sin dar paso a gente más preparada y democrática? La respuesta se cae de madura. Los caciques no gobiernan, roban y deforman la vida de los pueblos.
Por eso en Argentina necesitamos un cambio profundo de régimen político. Para empezar no estaría mal que se juzgara y metiera en la cárcel a toda esta “panda” de ladrones que han destruido el erario público, mal gobernado y estafado al país y a los indefensos ciudadanos.
Da mucha rabia que campen a sus anchas, como grandes señores, cuando en realidad acumulan un grueso historial de “desprolijidades” profesionales, sin atenuantes, con el agravio de usurpar cargos públicos.
Los municipios que no cambiaron de intendente se salvaron del festival de los ñoquis. Esto se parece mucho al muerto que vive.
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