martes, 10 de mayo de 2011

Nota de Opinión

Esta nota de opinión la escribí en Abril del 2004. Pese a la nueva ley electoral, nada cambió y en las próximas elecciones de Internas Abiertas y Simultáneas, nos encontraremos en el cuarto oscuro con las boletas de los candidatos previamente digitados, no por las militancias o afiliados con su voto, sino por las cúpulas iluminadas de cada partido. Por lo tanto casi en su mayoría la interna se convertirá en un trámite para abalar una única lista de cada partido. Y lo que debería ser un avance de democratización, se convertirá en una inútil perdida de tiempo y dinero. Por eso después de más de siete años de escrita aquella nota, aún sigue vigente y sin posibilidades ciertas de modificarse, con la única variante de que los partidos chicos o se unen o desaparecen.

Eduardo Montarcé




Después de más de 20 años de “democracia”, nos encontramos en la provincia de Bs.As. con un sin número de partidos políticos, uno mayoritario (el Justicialismo), otro que ha perdido gran parte de su caudal del electorado (la UCR), y una infinidad de partidos pequeños que en la mayoría de los casos no llegan a conformar un electorado del 5%.
Lo que a simple vista parece un escenario múltiple que le ofrece al electorado una gran variedad de posibilidades para elegir, no es tan así. La falta de una reforma política que no sólo cambie la forma de elegir a los representantes de los puestos electivos, sino también un sistema que obligue a la verdadera democratización de los partidos políticos, nos lleva a tener que elegir siempre a los mismos. Los diputados y senadores en funciones, en la mayoría de los casos son los que manejan los mecanismos internos de cada partido, y así es como siempre se van reciclando sin permitir una renovación importante y la posibilidad que cualquier ciudadano pueda acceder a un lugar de importancia.
No es posible que en la cantidad de partidos políticos que se presentarán a las próximas elecciones legislativas, por ahora, sólo la UCR tenga elecciones internas, todos los demás irán con candidatos puestos a dedo y en la mayoría de los casos son los mismos que quieren prolongar por cuatro años más su banca. Este mecanismo está tan arraigado en los partidos políticos y hasta cierto punto en la sociedad, que la mayoría de éstos tienen un dueño o dueños, que a la hora de conformar las listas son quienes deciden quien estará en las mismas y quienes no.
Yo me pregunto ¿con qué mérito nos va a representar una persona que ni siquiera representa a la mayoría de sus afilados? ¿O si tiene esa representación, no ha tenido el valor de refrendar la misma en una interna?
Por este tipo de funcionamiento es que los partidos políticos y principalmente los minoritarios, cada día tienen menos militantes y si se hiciera una reafiliación obligatoria, más de uno de éstos se encontraría en problemas para lograr la cantidad necesaria para ser reconocido.
Un comentario muy en boga es que la ciudadanía no se compromete, ¿es realmente así? ¿O es que cuando quiere participar no la dejan? Cuando el ciudadano común participa, pero ve que los dirigentes a la hora de elegir cargos, se olvidan de la ética de los principios y todo vale en pos de lograr una candidatura o de mantener su quintita, huye despavorido y comprende que si no transa, no tiene futuro en la política y sus deseos de mejorar la situación de sus conciudadanos es imposible en ese contexto.
Mi opinión es que la ciudadanía cada día participa más, pero por fuera de los partidos políticos ya sea en asociaciones vecinales, en ONGs, en movimientos de desocupados, de estudiantes, etc.
Este comentario que hoy escribo seguramente molestará a muchos, son ellos los que no quieren reconocer que esta forma de hacer política debe cambiar, que militar no es conseguir un puesto rentado y cambiar los principios para mantenerlo.
Es largo el camino que los ciudadanos debemos recorrer, pero debemos luchar para lograr una verdadera democracia y desenmascarar a los mentirosos que prometen partidos democráticos pero que a la hora de elegir se eligen a si mismos o a sus familiares y amigos.
Eduardo Montarcé 29/04/2005

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