Sin lugar a dudas apoyo la medida tomada por el ejecutivo nacional de implementar las retenciones móviles a las exportaciones, diferenciando los montos porcentuales entre la soja y el girasol de los demás cereales y oleaginosas.
También creo que el paro producido por los medianos y pequeños productores es justo y se debe más que nada a errores del gobierno por haber tomado una medida tan trascendental para la economía de este sector sin haber atendido previamente sus reclamos. Es claro que el gobierno no tomó en cuenta que con esta medida que afectaba, como digo antes, a los pequeños y medianos productores, se montarían en el reclamo los señores feudales y la derecha oligarca que siempre esta al asecho esperando cualquier oportunidad para emerger.
El verdadero motivo de las retenciones tal cual se plantearon el día 11 de marzo, tenían puramente un sentido recaudatorio. Por eso se tardó veinte días en anunciar las nuevas medidas que atendían los reclamos del 80% de productores medianos y pequeños.
Hablar desde el gobierno en contra de la concentración de la riqueza de los pool de siembra y de la sojización es muy bueno, pero algo tarde, cuando este mismo gobierno ayudó con sus políticas agropecuarias a que esto se llevara a cabo. ¿A caso el Sr. Grovocopatel no viajaba en el avión presidencial para hacer sus negocios en el exterior referentes a la soja? ¿O no fue acaso este gobierno el que demoró por más de tres años la ley de bosques, los que se estaban destruyendo para la siembra de este poroto? ¿O acaso este gobierno habló alguna vez de una nueva ley de arrendamientos? Desde amplios sectores sociales se advertía que con las políticas llevadas a cabo terminaríamos tomando leche de soja y comiendo milanesas de soja. ¿Acaso el gobierno escuchó esos reclamos? Pasaron cinco años para que lo entendiera.
El conflicto con el campo puso sobre el tapete, no solo saber quien es quien en el campo, sino también la distribución de la riqueza. Las formas de recaudación y cómo se distribuye. Hasta ahora la concentración sigue en aumento y la población de menores recursos sigue siendo postergada.
La distribución de la que habla el ejecutivo no la vemos en las escuelas, ni en los hospitales ni en la seguridad, si bien se a hecho algo en planes de viviendas, las poblaciones del conurbano siguen bebiendo agua contaminada.
Echar las culpas a la derecha, al complot y a los desestabilizadores es no responsabilizarse del error de no haber sabido ejecutar una política buena, como son las retenciones, con un estudio amplio y consensuado.
No se puede gobernar un país eternamente con DNU y tomando las medidas entre cuatro personas, más tarde o más temprano esto produce desgastes y descontento.
Un paro siempre se puede presentar como “extorsivo”. Es una medida extrema de fuerza para lograr un fin. Cuando un sindicato determina un paro lo hace por lo general para lograr una mejora salarial a la que mediante una negociación no se ha llegado, y dice “o me aumentan o paro mi sector”. Luego se llama al sindicato, se arregla un aumento y éste levanta el paro. Ahora bien, ¿Dónde esta la diferencia con el paro agropecuario? En que éste debido a la intransigencia del gobierno y tardar veinte días en resolver el tema, duró veintiún días. Esa es fundamentalmente la diferencia y que por ser un sector que es el principal proveedor de alimentos produjo desabastecimiento en la cadena alimentaria.
Cuando Kirchner se hizo cargo del gobierno, existía pobreza extrema en amplios sectores, hambre, desnutrición y falta de trabajo, eso por suerte se ha mejorado enormemente y hoy la desocupación ronda los parámetros normales (menos de un dígito), en el plano de los Derechos Humanos se han hecho cosas que son ejemplo mundial, la deuda externa se ha manejado bastante bien y fundamentalmente se eliminó el acoso del FMI del que todos los gobiernos anteriores fueron objeto y la Corte Suprema de Justicia a demostrado su independencia.
Todo eso que señalo esta muy bien y el país, por suerte, ha tomado un rumbo distinto al que tenía desde hace mucho tiempo y del cual la época de los 90 es el paradigma. Pero hay que ir por más y ese más es institucionalización, darle al Congreso su debido lugar, mayor transparencia, una nueva ley de coparticipación con las provincias y una distribución real de la riqueza.
Endeudarse en 3.000 millones de dólares para construir un tren bala, cuyo pasaje deberá ser subsidiado por su alto costo para que viajen los empresarios, cuando con ese monto se podía haber reconstruido la mayor cantidad de la red ferroviaria nacional que se encuentra en un abandono y deterioro terminal, no es una medida que ayude a los más carenciados y no tiene nada que ver con la equitativa distribución de la riqueza.
Cuando veo que solamente el 4,4% del superávit fiscal de los últimos cuatro años se destinó a los planes sanitarios, alimentarios y habitacionales de la población más postergada, es que no creo en el discurso presidencial. Lo que se dice desde los discursos, en la mayoría de los casos no condice con los hechos.
En definitiva, estoy de acuerdo con las retenciones móviles con subsidios y reembolsos para los medianos y pequeños productores agropecuarios, pero quiero ver de que manera y cómo se reinvierte esa masa de dinero en beneficio de las economías regionales y en la mejora de la población más castigada. Quiero ver que los lindos discursos se vean plasmados en la realidad.
Eduardo Montarcé
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