viernes, 29 de agosto de 2008

No es ORO todo lo que reluce

1La Verdad Molesta

Escribe Aldo Ares
E.mail.: aldoares@hotmail.com

ORGULLO Y VERGÜENZA:
“NO ES ORO TODO LO QUE RELUCE,
AUNQUE SEA OLIMPICO”

La suerte de nuestros olímpicos estaba echada, como siempre, antes de empezar los juegos.
El fútbol, el baloncesto y poco más, de chiripa, como la heroicidad de los ciclistas marplatenses, el veterano Curuchet que con 43 años reivindicó el espíritu de un luchador y su compañero Walter Pérez son excepciones de la regla de la improvisación, la característica argentina por antonomasia.
Contrasta la raquítica delegación celeste y blanca con las favoritas del medallero como Estados Unidos, China, Rusia, Francia, Inglaterra, España que rondan los 500 atletas.
Para colmo de males, algunos deportistas argentinos, cansados de promesas y del impago del gobierno por sus gestas anteriores, se nacionalizan en países que les garantizan su preparación de forma seria, tal es el caso de Julio Alzogaray que ganó medalla para Italia, que le puso la “pasta”. A este deportista el gobierno le debe el “mísero” dinero ganado en ediciones anteriores por sus éxitos. Digo mísero, porque estamos hablando de una “bagatela” de 4 pesos para apoyo oficial del deporte.
Esto que digo, al argentino medio no le conmueve, porque sabe que nuestro gobierno no tiene política de apoyo, mejor dicho no tiene ninguna política ni proyecto deportivo para nuestra juventud. Los más pesimistas dicen que no tienen política de nada, más que un campo de corrupción.
El Estado es responsable de que no exista una infraestructura seria para representarnos en los Juegos Olímpicos. El deporte debiera ser la base de la formación de nuestros chicos desde la primaria, donde se empiezan a vislumbrar los futuros medallistas y el orgullo de la superación del hombre que inspira el olimpismo.
La negligencia del Gobierno en esta materia fundamental parte de la mediocridad, y los resultados como consecuencia no pueden ser otros que mediocres. Pero no solo le estamos privando a nuestra juventud del orgullo de superarse y competir con las juventudes del mundo, les estamos abandonando en medio del lodazal de la droga y la delincuencia.
Precisamente, la pobreza en la Argentina, ha sido históricamente el semillero de grandes deportistas, que consiguieron salir del infierno gracias a su sacrificio y pundonor. En especial lo tenemos en el fútbol y en el boxeo los mayores ejemplos, con Maradona a la cabeza y Pascualito Pérez, Nicolino Loche, Monzón, Ringo Bonavena, etc. Etc. Personajes con un final desgraciado, dramático y trágico, que revelan la cara oculta de carencias esenciales en su niñez.
Triste balance, triste enseñanza para preparar el futuro de una nación que debiera velar por la formación y orgullo de sus niños, adultos de mañana.
¿Hasta cuándo seguiremos callando y dando votos con la misma y pasiva frivolidad? ¿Cuándo llegará el día de pedir responsabilidades?
Resulta obvio que no se hace nada ni se aprende nada. ¿Para qué vamos a cambiar los de abajo si los de arriba no cambian? De esta forma todo se posterga, siempre es mañana y el mañana nunca llega. Por tanto nunca llega el día de comenzar el cambio, el día de ser serios y coherentes, el día de construir el orgullo nacional.
Respecto al debate de por qué nuestros hijos se marchan al extranjero para que otros patrocinen su dedicación al atletismo de forma sostenible, alguien dijo que necesitamos mil años para que nuestra sangre se purifique y seamos argentinos de verdad, porque todavía influye en nuestro devenir la sangre europea de nuestros abuelos.
Pienso que eso es una excusa perfecta que tiene su origen en la desastrosa imagen, en el mal ejemplo que dan a nuestra juventud la clase política, los gobiernos de turno, los funcionarios y en general los adultos que tejen nuestra débil sociedad.

LA TORTURA
COMO MÉTODO PARA LLEGAR AL ORO

Todos hemos asistido, sin excepción, a los fastuosos juegos olímpicos de China, atontados ante la demostración de superación que llegaba hasta nuestras casas a través de la televisión.
Tenían que demostrar al mundo que por algo habían sido los inventores de la pólvora, la brújula, el pergamino y hasta de Leonardo Da Vinci si nos descuidamos.
Dicen que serán incluso imposibles de superar por los próximos juegos de Londres del 2.012. Pero lo que no dicen, ni hacen publicidad, es de la tortura china –nunca mejor ejemplificado- que sufren y padecen los niños y niñas que con solo 3 años empiezan a preparar para ganar oros olímpicos. Con monitores insensibles al sufrimiento infantil adiestran y torturan física y psicológicamente a los potenciales medallistas, a veces con el consentimiento de los padres y otras veces, a la fuerza.
Causa horror presenciar esas torturas en los niños elegidos para tal fin, cómo aprenden llorando, sufriendo y en la más estricta soledad, sin cariño y sin afecto, tratados como auténticos cobayas. Con estos métodos han superado en medallas a la numerosísima y preparada delegación estadounidense, han hecho ver al mundo que son los mejores.
Yo no quiero que un hijo mío sea medalla de oro bajo estas condiciones infrahumanas, prefiero que sea jardinero o carpintero. Su dignidad, su felicidad, su libertad son las mejores medallas para un padre y una madre con corazón.

VERGÜENZA

Tampoco ha sido posible erradicar la hipocresía de los juegos Olímpicos. Putin, el nuevo Zar de Rusia, bendecía con su presencia en Pekín a los atletas de su nación y exaltaba su orgullo patriótico, mientras, por teléfono, ordenaba a sus soldados que mataran a todo lo que se movía en Georgia y destruyeran sus casas y sus vidas, con tal de adueñarse de un pedazo de tierra ajena.
No menos brillo pierde las ocho medallas de oro de un solo atleta americano, el nadador Phelps, récord olímpico y récord de medallas en la historia de los juegos. Lo primero que se le viene a la mente al héroe del oro, es el recuerdo de su niñez cuando escapaba de su casa para huir de las peleas de sus progenitores y no tenía mejor forma de escapar que nadando en la piscina.
Pues bien, él representa nada menos que al país que invadió a Irak, que ha causado tanta muerte y destrucción a esos pueblos y de paso provocado el aumento escandaloso de los combustibles, que tanta hambre y padecimiento ha llevado a los seres humanos más desfavorecidos de la tierra, que son miles de millones.
Así, sin ir muy lejos, sin ahondar demasiado, debemos darle la razón a Einstein cuando nos demostró que todo es muy relativo.
Para empezar a construir el orgullo argentino deberíamos aprender de lo que se debe y de lo que no se debe hacer.
Pero sobre todo deberíamos sentir vergüenza no solo de lo mal que lo hacen nuestros gobernantes, sino de todo lo negativo que sigue haciendo la raza humana, aunque el escaparate, el objetivo de los juegos Olímpicos, nos recuerde cada cuatro años que debemos mejorar y ser buena gente.

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