El mundo actual está convirtiendo la Tierra en basurales. A los ríos los está transformando en cloacas. Ya en la mayor parte del mundo no quedan aguas potables en sus cursos. Eso nos está ocurriendo aquí ¡Cómo será en Europa, y especialmente en los países de intensa superpoblación! Los bosques los estamos talando, es decir, suprimiendo las grandes fábricas de oxígeno que la Tierra tiene; y como si eso fuera poco, estamos cubriendo el mar con una capa de aceite que no permite la liberación de oxígeno. Estados Unidos se quedará sin petróleo en pocos años y en un tiempo más se quedará sin hierro. Imaginen Europa, que ya no tiene prácticamente nada de esto. Es un mundo que se va quedando sin tierra, sin agua potable, sin oxígeno, es decir, sin aire. Solamente las grandes zonas de reserva del mundo tienen todavía en sus manos las posibilidades de sacarle a la tierra la alimentación necesaria para este mundo superpoblado y la materia prima para este mundo súper-industrializado. Nosotros constituimos una de esas grandes reservas; ellos son los ricos del pasado. Si sabemos proceder, seremos nosotros los ricos del futuro. JUAN DOMINGO PERON
Lo escrito precedentemente son palabras dichas por Perón sobre lo que opinaba con relación al medio ambiente y que debíamos saber proceder en consecuencia para preservar nuestras futuras riquezas.
El gobierno actual que dice ser peronista, en los más de 5 años de mandato no ha hecho nada o muy poco para cumplir con esas aseveraciones de quien fuera su líder.
La Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos (Ley 26.331) se sancionó recién el 28 de Noviembre de 2007, luego de una larga lucha de los organismos defensores de la ecología y el medioambiente. Aún en muchas provincias no se ha reglamentado y se sigue con la tala indiscriminada de árboles.
El poder legislativo en estos días sancionó por mayoría una ley de Presupuestos Mínimos para la Protección de los Glaciares y del Ambiente Periglasial (Ley 26.418), que son un reservorio importantísimo de agua potable y la presidenta con las atribuciones que le competen, mediante el Decreto 1.837/08, la vetó. “Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA, 2003), el agua cubre el 75% de la superficie terrestre; el 97,5% del agua es salada, sólo el 2,5% es dulce. Los casquetes de hielo y los glaciares contienen el 74% del agua dulce del mundo. La mayor parte del resto se encuentra en las profundidades de la tierra o encapsulada en la tierra en forma de humedad. Sólo el 0,3% del agua dulce del mundo se encuentra en los ríos y lagos. Para uso humano se puede acceder, a menos del 1% del agua dulce superficial subterránea del planeta”.
No se ha legislado para controlar la enajenación de tierras a favor de grandes corporaciones internacionales y privados extranjeros, que poco a poco se están adueñando de inmensas cantidades de tierras en cuyo subsuelo se encuentran los acuíferos y depósitos de agua potable, hoy ya escaseando en el mundo.
Se sabe que hay empresas extranjeras que están extrayendo agua potable, la almacenan en tanques que luego exportan a Canadá para su embotellamiento y posteriormente la envían a Europa. ¿Qué hace el gobierno con respecto a esto? Que se sepa, nada. Se llevan el agua y no nos dejan ni siquiera el valor agregado que sería el fraccionamiento o embotellamiento, que daría mano de obra local.
Se llevan la madera de nuestros árboles, el metal que extraen con muy poco control contaminando el suelo y ahora el agua, mientras que todos miran para otro lado. Se llevan, como lo han hecho siempre, nuestras riquezas con el beneplácito de funcionarios corruptos y una ciudadanía sin compromiso.
Pese a algunos discursos encendidos en defensa del medioambiente y la ecología, la Secretaría de Medioambiente, sigue pintada por Picolotti, sus familiares y amigos funcionarios.
Los conflictos futuros no serán ya por el petróleo ni por el gas, serán por el agua potable, y aún estamos a tiempo de cuidar lo nuestro y planificar para las generaciones venideras. Ojala nuestros gobernantes comprendan la necesidad de cuidar nuestras riquezas, proyecten y legislen para el futuro y no para el día a día, pensando solo en la próxima elección. Y la ciudadanía que se comprometa y participe en defensa de lo que le dejaremos a nuestros descendientes como planeta habitable.
23 de noviembre de 2008
Eduardo Montarcé